Sunday, December 16, 2007


Voy a extañar la ciudad de Quito...su frío, su calor, su bao, su neblina, su sol quemante y su lluvia mojante. Voy a extrañar sus largas cuestas de inclinaciones insospechadas; aquel ser casi humano que te ve subiendo y pone una cara de satisfacción orgásmica. Voy a extrañar la calle del Swiss donde una noche invoqué al futuro, cien metros de deseo, cien metros de verdades, cien metros de silencio. Voy a extrañar mi siete y mi ocho sabroso, el once del Rolo, el tres del Robert, el trece de mi hermanilla o el nueve de mi niña. Voy a extrañar el ¨no sea malito¨, el ¨sí mí señor¨, el ¨¿no tiene sueltito?¨, o los ¨cachos, cachos vé¨ de aquella mujer que evocá a un camarón. Voy a extrañar al montón de gringas feas, a las Doverman malvestidas, o la la bizca que me guiñó el ojo en el Aguijón. Aquel Charro a que nunca llamé.

Pero sobre todo voy a extrañar el Encebollado...no, el Encebollado no.